miércoles, 16 de marzo de 2016

La mentira de la exquisita rareza

¡Pinta, pinta, naturaleza!
Acaricia y enfrenta la existencia, o escupe y muere en ella, la vida como destino es un camino que se delinea por sí mismo o por nuestras estúpidas ideas, que demarcan un limite donde no debería pasar ni el borde de una prenda... pero... y... si cruzamos el limite? podríamos darnos cuenta que allá afuera más que multitudes de caminos, se hallan relámpagos, tormentas, quizá se despliegue la hermosura de los ríos, de los mares, de la naturaleza misma, seguramente, y sin duda alguna, encontraremos maravillosos dones en la misma "libertad", que... es incierta, pero que puede avivarse, al igual que aquello que aveces denominamos felicidad, ocultas entre el espesor de los más inútiles pensamientos, cargados de angustia por el peso que sobrepasa nuestra fuerza, sin poderla sostener daremos más de un paso hacia atrás, enceguecidos por el dolor que más que físico es espiritual, como la neblina espesa, los ruidos y los seres extraños, es posible mantener la esperanza y de seguirla idealizando. 
Un lugar sin mi huella no me aparta de vivir, pero sí de la evidencia de existir, la evidencia para muchos es valiosa y por ello entregan su vida en OLVIDAR el valor de tener los pies en la tierra, transformando su carácter, aun así lo que encontraría si no hubiera enfrentado a la misma naturaleza... sería tener que fijar los sentidos en la existencia de lo material, en lo putrefacto de lo inservible...
¡Y vaya! que es valiente aquél que se enfrenta así mismo y corrobora que su propia existencia abarca todo lo demás, todo lo que le encierra en esta pequeña mancha azul que  ciertamente estremece al universo...
(Catherin León)

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